sábado, 18 de febrero de 2012

Escrito de Raúl Santander.


LA REVOLUCION DESFIGURADA
SEPTIEMBRE 1970

El resultado de las elecciones presidenciales del 4 de septiembre tiene una extraordinaria importancia. Repercutirá tanto en el plano nacional como en el latinoamericano. El triunfo de la Unidad Popular se corresponden con el desarrollo de la lucha de clases. Este triunfo abre una perspectiva totalmente diferente y que debe ser analizada cuidadosamente. Estamos en presencia de un real triunfo de las fuerzas motrices de la revolución y de una derrota política de las fuerzas burguesas. Sin embargo, es preciso no engañarse ni extrapolar indebidamente el triunfo conseguido.

Allende resulta un Kerensky sin revolución! Si ocupa la presidencia de la República, ello puede ser una afirmación de la revolución, como también su primera derrota. La elección ha sido un pre-enfrentamiento que deja en suspenso el combate decisivo y que lo fuerza inevitablemente en un próximo futuro.

Contrariamente a lo que debiera ser o pensarse, el resultado de la elección ha introducido toda clase de confusiones, ha enturbiado las aguas y será necesario un análisis detallado y cuidadoso para separar los contrapuestos elementos que confunden el cuadro. La elección no ha despejado las incógnitas, es un resultado en clave que debe ser descifrado!

Cuando decimos que ha habido una derrota burguesa, tenemos la obligación de delimitar esa afirmación. Primero ha habido una derrota primordialmente de la derecha burguesa. Segundo, la burguesía no logró unificarse en el proceso. Tercero, la votación de Alessandri significó, sin embargo, un progreso en la ruta de la unidad. Cuarto, el triunfo de Allende es un triunfo de las masas obreras pero sólo parcialmente de la dirección obrera, particularmente del PC y del PS; en la superestructura existe un triunfo político, que se masifica y alcanza todo su contenido si apreciamos correctamente la votación de Tomic.

Esta votación es impresionante (Tomic), pero sólo superficialmente expresa o significa un fortalecimiento del mantenimiento de la DC como partido. El hecho concreto es que, a pesar del triunfo de Allende, todavía existen síntomas en el movimiento obrero de la fractura del mismo. Es evidente que en los últimos momentos la burguesía se inclinó por Alessandri buscando la unidad, pero resultó –por una parte- demasiado tarde esta tentativa; es decir, no toda la burguesía pudo volcarse a Alessandri. No puede descartarse que la mayor parte d la votación de Tomic sea de las masas obreras y campesina que siguieron votando por a revolución bajo el programa reformista burgués. Al ser derrotado Tomic, a DC no podrá conservar las bases sociales obreras y campesinas.

La polarización de clase toma ahora un sentido definitivo y durante un tiempo se mantendrá oculta, por lo menos desde el punto de vista de los sectores obreros. En el campo burgués, por el contrario, habrá una cierta detención en el terreno de la polarización.

El sector burgués reformista tenderá a colaborar con el reformismo obrero triunfante. Esta colaboración será forzada, en gran parte, por la debilidad coyuntural partidista de  la burguesía y, por otra, por la tentativa de contener desde dentro la ofensiva de las masas en un intento de desvirtuar y oscurecer el progreso de la revolución.

Decimos debilidad coyuntural porque, de una parte, la burguesía en su conjunto está fuerte y sigue teniendo el poder pero no logró, en este proceso, recomponer una relación social nueva. Esta imposibilidad le cierra la perspectiva de una relación social democrática ya que la colaboración a nivel superestructural con el reformismo la supedita a la relación social y política conseguida por este reformismo obrero que debe fortalecerse silenciosamente por el escurrimiento inevitable de los sectores que, hasta el 4 de septiembre, dieron su confianza a Tomic.

Debe tomarse en cuenta que la dirección reformista, habiendo usado a las mas as en la elección, entra de inmediato a independizarse de ellas y éstas sólo podrán hacerse presentes por nuevas y masivas acciones en el plano estricto de la lucha de clases.

A través de la DC la burguesía busca un pacto comprometido con la UP con el objetivo de paralizarla. Si consigue ese pacto viviremos un período preparatorio para el enfrentamiento. Preparatorio en espacial para la burguesía aunque el pacto sea con partidos burgueses, los radicales y al API de la UP –que recobran mayor importancia que durante la campaña- más el apoyo DC. La burguesía se unirá por encima de los partidos, es decir, la inevitable unidad burguesa señalará la muerte de los propios partidos burgueses! Se unirá bajo mandos militares o represivos en ecuaciones por encima de las actuales representaciones partidistas!

La burguesía conserva el poder y no lo dejará. La revolución ha obtenido todo lo que podía obtener por la vía electoral. No ha obtenido el poder real.

La nueva etapa exige un cambio cualitativo que rompa la sui géneris dualidad de poder que se ha creado. Esta dualidad de poder está culta en el momento presente y existe superestructuralmente. Hay que llevarla a la base, o si se quiere, que se materialice organizativamente ya que existe como fuerza presente y en la predisposición de las masas, pero se desnaturaliza por la confianza en la UP, los partidos y en Allende. Se trata de impedir que la dirección se independice la base, proceso que forzarán los partidos para poder maniobrar libremente.

Allende sólo conseguirá el poder con un compromiso. Si lo hace no podrá transformarse y deberá, hoy o mañana, enfrentarse con los propios trabajadores. Si no hace pacto, deberá enfrentarse con la burguesía que saltara por sobre sus debilidades y violentará el proceso, sin esperar una relación política estable.

Se inicia un período de total inestabilidad político-social que tiene que resolverse inevitablemente por la conquista del poder por las masas o por la contrarrevolución abierta. No hay otra perspectiva. La coexistencia en el gobierno de un reformismo obrero y el reformismo burgués es un contrasentido. Uno y otro deben desplazarse. Eso no puede ser un proceso pacífico. El reformismo obrero no puede desplazar al burgués sin transformarse y eso significa la revolución que no puede llevar adelante, justamente, la dirección reformista.

El triunfo comprometido puede provocar una cierta detención del empuje d las masas. Esta detención limitará, dinámicamente hablando, la base de sustentación de las vanguardias en el interior de los partidos reformistas. esto significa un afianzamiento momentáneo de esas direcciones. Ahora bien, es improbable que esas direcciones puedan desencadenar una ofensiva contra la vanguardia. La propia fortaleza burguesa se levanta como un escollo para esa tentativa. No es el caso de España. El stalinismo, en particular, si bien se verá fortalecido, no podrá desencadenar una ofensiva contra la vanguardia. La burguesía lo impedirá, no porque tenga simpatía por la extrema izquierda, sino porque vería en esa ofensiva del stalinismo contra la vanguardia, un riesgo para sus propias fuerzas de choque que debe organizar y defender.

La primera tarea es impedir que la dirección reformista se independice de las masas, asegurando la participación democrática, efectiva  y organizada de las masas en organismos de poder. Que superen la mera militancia en los partidos que siempre es formal y decorativa. Hay que propiciar y crear Consejos Obreros de base, comunales y regionales. Impulsar la lucha de clases independizando a las bases de compromisos con el gobierno. El apoyo que las masas le prestarán inevitablemente al gobierno –que debemos impulsar- no debe ser incondicional. Debemos, junto con las masas, propiciar el cumplimiento rápido del programa ofrecido y empujarlas a tomar la iniciativa y realizarlo con independencia. Debemos impulsar el armamento del proletariado y que éste forme, desde ya, las milicias populares para defender la marcha de la revolución impidiendo, a su vez, el armamento de las huestes burguesas.

En el plano político, avanzar en la ruta de construir el partido revolucionario. Esta tarea se desarrolla en tres planos: 1º) Fortalecer, con plena independencia, nuestro propio centro, acrecentándolo. 2º) Buscar el frente único con las tendencias afines y trabajar por la unificación. Esta unificación sólo será posible con las más estricta delimitación ideológica que no debemos confundir con ningún sectarismo. 3º) Orientar un responsable trabajo hacia el PC y el PS en especial, en ayuda y acuerdo a las tendencias revolucionarias existentes en ellos o por formarse.





                                    Tendencia Revolucionaria
                                            “OCTUBRE”

SEPTIEMBRE 1970

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