lunes, 11 de julio de 2011

ARCHIVOS: 1936 (Periodico)


LA PALABRA Nº 9

Valdivia, 25 de Abril de 1936

EL FRENTE POPULAR ES UNA MANIOBRA DE LA IZQUIERDA BURGUESA QUE TIENDE A SALVAR LA CORROMPIDA DEMOCRACIA CAPITALISTA

Los dirigentes de los partidos de la clase obrera traicionan la causa del proletariado. –Hoy se quiere regresar a la nefasta época electorera que desprestigió a los revolucionarios. –Se abandona la lucha de clases para lanzarse con impudicia a la colaboración.

Los que ambicionan un sillón parlamentario no trepidan en suspender la beligerancia y pactar con la clase enemiga.

Algunos comunistas contagiados con el Gobierno Nacional Popular Revolucionario de los stalinistas.

Sin el partido burgués de los radicales luchemos por las libertades democráticas mirando hacia la dictadura del proletariado.

En los precisos momentos en que la arena política iba despejándose, en que se delimitaban ya los dos bandos irreconciliables de la Reacción y la Revolución, la burguesía radical se hallaba en Chile desplazada temporal y circunstancialmente del poder, realiza una maniobra de vieja politiquería e intenta recuperar una popularidad que definitivamente había perdido a través de todo el país. -Reconociendo que en los momentos actuales sería estéril contarle al pueblo las delicias de la Constitución y la Ley el Partido Radical enarbola la bandera del Frente Popular y arrastra a la zaga a los partidos auténticamente populares en una ventura electoral y con miras a un gobierno de híbrida alianza, cuyo programa ha suscrito vergonzosamente hasta los dirigentes que hasta ayer se jactaban de acendrado doctrinarismo.-Ha sonado al hora del reinado de los hombres “práceicos”.
Los que van a la aventura sostiene que es inútil y perjudicial mantener la lucha contra el oportunismo y la demagogia radical por cuanto esa actitud, significaría hacerle el juego a la reacción. –De cualquiera manera que se analice la cuestión del Frente Popular nos encontramos ante la necesidad que toda esta estrategia revolucionaria no puede conformarse a los objetivos ya tradicionales que en la Historia le cabe desempeñar a la clase obrera revolucionaria. –Toda la historia del movimiento obrero nos enseña que el papel de la vanguardia revolucionaria se extiende en un esfuerzo gigantesco por liberar a las masas explotadas de la concepciones reformistas introducidas en su mente por la presión de la propaganda burguesa. –Todo el utilaje técnico: prensa, radio, cinema; todas las manifestaciones de la cultura y de la organización burguesa: escuelas, iglesias, cuarteles, teatros, literatura, tienden a un solo objetivo: perpetuar la dominación de la burguesía. –El Frente Popular, lejos de separar a las masas de la influencia burguesa, alimenta las ilusiones de éstas en el papel progresivo que podría desempeñar l burguesía radical. –Se pretende establecer una lucha a base de la consigna “contra la reacción” pero en el lado de la revolución ha quedad la burguesía y los latifundistas, usufructuarios actuales del Gobierno. Y en el lado de la “revolución” deberán quedar, según los propulsores del Frente Popular y del Gobierno Popular Nacional Revolucionario, los partidos obreros y también los partidos de la burguesía desplazada del Poder. Es así como, al lado de las filas del proletariado revolucionario, quieren estos pseudos-comunistas, acoplar a los tiburones del Partido Radical y hasta los liberales  balmacedistas. –Los jefes del Partido Radical, ni cortos ni perezosos, se han apresurado a utilizar el magnífico trampolín construido con la inepcia pequeño burguesa de partido sedicentes revolucionarios y con los escombros de la degeneración teórica de la Tercera Internacional, corroída por la polilla del stalinismo. –Henos, aquí, pues, ante los amigo radicales erigidos ahora en campeones del Frente Popular.
Los teóricos del Partido Comunista Oficial aseguran que el Frente Popular servirá a los partidos revolucionarios para “utilizar” los deseos de lucha contra la reacción que ellos suponen tiene el Partido Radical. La táctica de los comunistas stalinistas supone una situación única en la historia de la sociedad capitalista: la burguesía marchando a la zaga de la clase obrera y el Partido de los Obreros Revolucionarios tiene que luchar mucho aún por desembarazarse y por liberar a las masas de las ligaduras que las atan a la zaga del carro de la burguesía. Han dicho que por medio del Frente Popular se haría posible separar de la dirección burguesa a las capas pequeño-burguesas del Partido Radical. Aún tomando como cierto esta posibilidad se ha olvidado a la parte más importante de la población de un país semi-colonial en su economía, como es el nuestro. Nos referimos al campesinado. Este verá ahora que os infames negreros que los explotan en el campo marchan ahora unidos en estrecho abrazo “revolucionario” con los que deberían ser los caUdillos y directores de su insurgencia de explotados trabajadores agrarios. Aún la misma clase obrera para tragar este plato indigesto del Frente Popular, pese que alguno de sus partidos la han traicionado, tendría que cerrar los ojos sin mirar hacia su experiencia del pasado y hacia las perspectivas del futuro.
Esperamos que la historia nos va a dar la razón. Las masas, ante la evidencia de la traición de sus dirigentes, no olvidarán la dura lección y esta experiencia, que ellas sufrirán como víctimas, habrá de orientarlas definitivamente hacia el verdadero camino de su liberación.
Para combatir la reacción, no hacía falta abandonar la lucha independiente de la clase obrera. Creer que en el seno del Frente Popular los partidos izquierdistas van a  tener las manos libres para orientar su política en un sentido revolucionario, o es ingenuidad o fariseísmo. Lo primero no puede concebirse en hombres que han envejecido en las luchas obreras o a la sombra de ellas. Fariseísmo, engaño, sí, eso es, porque bien saben que los compromisos contraídos en el Frente Popular y la dinámica misma de la política burguesa, de la colaboración de clases, ha de arrastrarlos inconteniblemente hasta aventuras cuyos resultados ya podemos prever. Reconocer al Partido Radical, por ser masónico y anti-clerical, decisión y voluntad para luchar contra la reacción, es reconocer implícitamente la incapacidad del proletariado organizado para hacerlo, es abandonar vergonzosamente la lucha, es creer que la propia inepcia y las “ocurrencias salvadoras” pueden atribuirse a la clase obrera organizada, la dirección de cuyos combates clasistas, esos dirigentes son incapaces de tomar.
El estrecho horizonte político de las mentalidades pequeño-burguesas de los partidos pseudo-revolucionarios los ha llevado a inventar el mito de las masas radicales e incapaces para dirigir las propias  se han puesto a las ordenes del Partido Radical. Los comunistas stalinistas, inventores de este mito, se sienten obligados a tocarle el bombo al Partido Radical y a cortejarle sus “masas” ellos han sido los más entusiastas propulsores del Frente Popular. En Santiago, algunos miembros del Comité Central de la Izquierda Comunista, contagiados con el Frente Popular, han tomado la representación de este partido e inconsultamente, han desbarrado yendo a integrar ese organismo. La mayor parte de los militantes de nuestro partido, en el que aún reina el centralismo democrático, son enemigos de esa aventura y han llamado a cuentas a esos precipitados dirigentes.
Una nueva y escabrosa fase asume la lucha social en Chile y en el mundo entero. El comunismo conservador que cree en el pacifismo de la Liga de las Naciones, está secundado por doquier la política de colaboración de clases. Los momentos son de decisión. El confusionismo reina por todas partes, pero en ésta hora trascendental para luchar contra la reacción y el machismo, sin desperdiciar ni a la oposición burguesa, y sin caer en el oportunismo, la consigna de Lenin ha de ser nuestra bandera: “pegar juntos, pero marchar separados”.

BENDITO ESTADO DE SITIO

Con estas palabras se regocijaba días atrás uno de los fariseos de la prensa seria de esta ciudad. Haciendo alarde de su valentía invitaba a discutir serenamente los graves problemas nacionales, como el que haciéndole atar las manos a su contrincante, lo abofetea en la cara y se jacta de su Valentía, desafiándolo hipócritamente a combatir con armas desiguales. Mientras no tuvimos prensa se nos combatió deslealmente, con inquina y grosería; pero cuando pudimos poner atajo a tanta infamia, durante dos meses, aparentaron ignorarnos, silenciando cautamente sus invectivas. Pero llego el “Bendito Estado de Sitio” y los valientes periodistas pueblerinos fueron los primeros en ir a pedir a la Intendencia la clausura de nuestro periódico y la persecución a los dirigentes de la Izquierda.
Aplaudieron desde las columnas del “gran rotativo” las medidas de coerción tomadas por el Gobierno contra la Oposición y Partidos revolucionarios. Aprovechando el silencio impuesto por violencia a “La Palabra”, “El Correo de Valdivia” se dedicó a la tarea de instigar a las autoridades que por aquellos días abusaban impunemente, a realizar una implacable persecución contra los obreros del Sindicato de Estibadores. Desde esa prensa, se azuzaba a los esbirros, diariamente se pedía castigo para los honrados y esforzados trabajadores en huelga, se daba noticias contradictorias sobre este movimiento, se tergiversaban las escaramuzas de la huelga y se intentaba sembrar la desconfianza y la confusión entre las filas proletarias.
Estos periodistas son los que no se cansan de hablarnos del respeto a la Constitución y a las leyes, pero están felices el día en que la suspensión de las garantías individuales mantiene aherrojado al pueblo. Bajo el reinad del Estado de Sitio, por fin podían los pachecos de la prensa local hacer tranquilas digestiones y dedicarse reposadamente a glosar los trascendentales problemas domésticos de la mucama, del maquillaje de las damas y de la enseñanza de la urbanidad por libro…
“Ya no se oye volar una mosca”… decía el filósofo discípulo de Sweet Marden. “¿Qué se han  hecho los revoltosos, los agitadores del pasquín?” Ah!, bendito Estado de Sitio. Ahora que tenemos un intendente galoneado y que don Carlos, don Otto, don Víctor, don Enrique pueden gozar tranquilo sueño, no permitiremos que se inquiete, la apacible vida vegetativa de los burgueses de la ciudad con discusiones políticas que están buenas para Santiago pero no para esta bucólica aldea.
Nuevamente los trascendentales orientadores de la opinión pública, tenían libre el campo para continuar en su campaña de perpetuar el espíritu timorato del pueblo y eludir la discusión de los graves problemas que afectan a la vida misma de la Nación. Los vencedores están siempre por la paz y sus lacayos la corean porque a la sombra de ella prosperan y consuman sus más mezquinos propósitos.
¡Con razón bendijeron el Estado de Sitio!
RESOLUCION DEL SECRETARIADO INTERNACIONAL DE LA LIGA COMUNISTA INTERNACIONALISTA (Bolcheviques-Leninistas)


El S.I., habiéndose impuesto del heóho que el Partido de Unificación Marxista de España, bajo la firma de Juan Andrade, acaba de otorgar su adhesión al bloque electoral de las izquierdas, declara que la L.C.I. no tiene ninguna responsabilidad por la política de que s han hecho cómplices sus antiguos adherentes en el seno del Partido de Unificación Marxista. La misma unificación de los antiguos miembros de la L.C.I. en España con el Partido de Maurín no contó jamás con la aprobación del S.I. La evolución del Partido de Unificación Marxista hacia el bloque electoral de las izquierdas, prueba que el S.I. tenía por completo la razón al oponerse a las fusiones hechas al precio de la claridad y la firmeza de nuestros principios fundamentales, como la realizada con el Partido de Maurín.
23 de Enero de 1936.



INCIDENCIAS POR EL PRESUPUESTO MUNICIPAL

Nada práctico sobre el andamio burgués legalista

Ha ardido Troya en la Municipalidad valdiviana. El pueblo que carece de pan está encontrando circo en los cuartos que le sirven de oficinas  aquellas en el  Teatro Cervantes del Consorcio Español.
El ingeniero que desempeña la funciones de alcalde, como quien dice de “burgo maestre” de esta ciudad austral, fue elegido con los votos de los que hoy lo acusan de mala inversión de fondos o de extralimitación de atribuciones. Bien recordamos que por él votaron los regidores de la Unión Republicana, los liberales, con excepción de su voto, el demócrata, el democrático y el conservador.
El regidor Werkmeister de la Unión Republicana, con el con-servador de la diócesis de Valdivia, son los campeones de la acusación y a fundan en que las entradas calculadas no alcanzarán a cubrir los gastos. Cuando esto se aprobó ellos formaban parte del conglomerado político-municipal.
La verdad es otra: los regidores que atacan al alcalde que designaron, están disgustados por el nombramiento de nuevos empleados que sin previa consulta extendió el alcalde a favor de  correligionarios y amigos. De esto son culpables los propios regidores atacantes por cuanto habían ellos mismos autorizado al alcalde para que procediera a reemplazar a los que cayeron por malos manejos. Es de suponer que a cada uno le iba a tocar su turno en la provisión de puestos; pero el Alcalde Mayor, no les llevó el apunte…
Este es un aspecto de la gestión politiquera que hoy como a-yer, se repite aquí con pequeñas variantes locales.
Los obreros, el proletariado, la gente de abajo, del llamado bajo pueblo, del que tiene que obedecer, del “sarnoso” y “harapiento”, es la que sufre las consecuencias adversas en carne propia. La gestión municipal resulta nula, de toda nulidad para estas gentes.
Actualmente en la Municipalidad de Valdivia, tienen representación los siguientes partidos:


Liberal, 3 regidores;
Radical, 1;
Conservador, 1;
Demócrata, 1; democrático, 1, y
Unión Republicana 2.
Total: SEIS PARTIDOS incapaces de servirse aún a ellos mismos.
Para quienes miramos la comuna como la cosa inmediata, necesaria, vital a cada instantes, porque en ella está nuestro hogar, nuestra mujer, nuestros hijos; porque en ella está la calle limpia, el teatro, el mercado, el teléfono, la luz, la defensa de la salud y, en suma, nuestra alimentación, nuestro vestuario; para quienes queremos que la comuna sea para todos, sin color doctrinal, menos con personalismos, estimamos que trabajar sobre los actuales andamios burgueses-legalistas, resulta fatalmente negativo.
Si en el seno de la corporación alguien se siente honradamente representante del pueblo, no ha habido aún la actitud que lo demuestre y que sepa defender libremente, sin sujeción  partidos, lo que es y debe ser, patrimonio de todos: la comuna.

LA TRAICION DEL PARTIDO OBRERO DE UNIFICACION MARXISTA EN ESPAÑA

(Trad. Ismael Suárez)

La organización española de los “comunistas de izquierda”, que fue siempre una organización confusa, después de innumerables oscilaciones a derecha e izquierda, se unificó sobre un programa centrista con la Federación Catalana de Maurín en el “Partido de Unificación Marxista” (¡). Inducidas a error por este nombre, algunas de nuestras publicaciones escribieron acerca de este partido que se aproximaba a la Cuarta Internacional. Nada más peligroso que exagerar las propias fuerzas con la ayuda de… una imaginación crédula. La realidad no tarda nunca n aportar una cruel desilusión!
Los diarios informan que en España todos los partidos de “izquierda”, tanto burgueses como obreros, han constituido un block electoral sobre la base de un programa común que, bien examinado no redistingue en nada del programa del “Frente Popular” francés y de todos los otros programas charlatanescos del mismo género. Encontramos en él la “reforma” del tribunal de garantías constitucionales y el mantenimiento riguroso del “principio de autoridad” (¡) y la “liberación de la justicia de todas las presiones de orden económico o político” )la liberación de la justicia capitalista de la influencia del capital), y otras cosas de la misma índole. El programa constata la no aceptación  de la nacionalización de la tierra por los burgueses republicanos que participan en el block, pero como “revancha”, al lado de las habituales promesas baratas a favor de los campesinos (crédito, revalorización de los productos de la tierra, etc.), proclama el “saneamiento” de la industria y la protección de la pequeña industria y el pequeño comercio. Sigue el inevitable “control sobre los bancos”; y desde luego, ya que los republicanos burgueses, según el texto del programa, rechazan el control obrero de la producción, se trata del control obrero sobre los bancos… por los propios banqueros, por intermedio de sus agentes parlamentarios al estilo de Azaña y sus semejantes. Finalmente, la política exterior de España seguirá los principios y los métodos de la Sociedad de las Naciones. Aún más?
Bajo este documento vergonzoso han firmado los representantes de los dos grandes partidos burgueses izquierda, el Partido Socialista , la Unión General de Trabajadores, el Partido Comunista (evidentemente), la Juventud Socialista (ay!), el Partido Sindicalista (Pestaña) y, en fin, el “Partido Obrero de Unificación Marxista” (Juan Andrade). La mayoría de estos partidos se encontró a la cabeza de la revolución española en los años de su ascenso e hizo todo lo que estuvo de su parte por traicionarla y ahogarla. La novedad es la firma del partido de Maurín –Nin- Andrade. Los antiguos “comunistas de izquierda” españoles se han convertido lisa y llanamente en la cola de la burguesía de “izquierda”. Es difícil imaginarse una caída más humillante!
Hace algunos meses apareció en Madrid un libro de Juan Andrade: “La burocracia reformista y el movimiento obrero”, en el que se analizan las causas de la corrupción de las burocracias obreras, con citas de Marx, Engels y otros autores. Juan Andrade me envió por dos veces su libro, las dos veces con dedicatorias muy afectuosas en las cuales me llamaba su “jefe y maestro”. Este hecho, que seguramente en otras condiciones no habría podido menos de regocijarme, me obliga ahora a declarar con una firmeza tanto mayor, que jamás y a nadie he enseñado yo el arte de la traición política. Y la conducta de Andrade no es otra cosa que una traición al proletariado en el interés de una alianza con la burguesía.
No es superfluo recordar a este respecto que los “comunistas de izquierda” españoles, como lo indica su propio nombre, se han desfigurado la cara para aparecer en caso ventajoso como revolucionarios intransigentes. En particular, ellos  condenaron terriblemente a los bolchevique-leninistas franceses por su ingreso al Partido Socialista. Jamás y en ningún caso!-decían. Entrar temporalmente en una organización política de masas para luchar implacablemente dentro de sus filas contra los jefes reformistas sobre la base de un programa reconocidamente deshonesto – este es valor! Se puede rebajar y prostituir más el marxismo?
El “partido de unificación marxista” pertenece a la famosa Asociación de Londres de los “partidos socialistas-revolucionarios” (ex I.A.A.G.). la dirección de esta asociación se encuentra actualmente en las manos de Fenner Brockway, secretario del Partido Laborista Independiente. Nosotros hemos escrito anteriormente que, a pesar de los prejuicios pacifistas inveterados y verdaderamente incurables de Maxton y otros, el I.L.P. ha adoptado en la cuestión de la Sociedad de las Naciones y de sus sanciones, una posición revolucionaria honrada, y cada uno de nosotros ha leído con satisfacción una serie de excelentes artículos a este respecto en el “New Leader”. En las últimas elecciones parlamentarias el P.L.I. rehusó aún apoyar electoralmente a los laboristas, precisamente porque estoa apoyaban ala Sociedad de las Naciones. En sí mismo, este rechazo fue un error táctico. Si el Partido Laborista Independiente no podía presentar candidatos propios debía apoyar a los laboristas contra los conservadores. Pero esto, a pesar de todo, no es sino un detalle. En ningún caso podía hacerse cuestión de “programas comunes” con los laboristas. Los internacionalistas deben ligar el apoyo electoral con la divulgación de la actitud reptil de los social-patriotas británicos ante la Sociedad de las Naciones y sus “sanciones”.
Nosotros nos permitimos preguntar a Fenner Brockway qué significa precisamente la “Internacional” de que es secretario. La sección inglesa de esta “Internacional” rehúsa un simple apoyo electoral a los candidatos obreros, si éstos está por la Sociedad de las Naciones. La sección española acuerda un bloque con los partidos burgueses sobre un programa común de apoyo a la Sociedad de las Naciones. Se puede ir más lejos en el dominio de las contradicciones, de la confusión y la bancarrota? No hay todavía guerra y las sanciones de la Internacional de Londres se orientan desde ya en direcciones completamente opuestas. Qué les sucederá cuando lleguen los acontecimiento  formidables?
Pero volvamos al Partido de Español de “Unificación Marxista”. Que ironía en el título: “Unificación Marxista…” con la burguesía! Los “comunistas de izquierda” españoles (Andrés Nin, Juan Andrade, etc.) se han desembarazado una vez más de nuestras críticas a su política conciliadora invocando nuestra incomprensión de las “condiciones particulares” de España. Argumento habitual de todos los oportunistas, porque el primer deber de un verdadero revolucionario proletario consiste en traducir las condiciones particulares de su país al lenguaje internacional del marxismo, que también es comprensible por las fronteras del propio país.([1]) Pero, actualmente no hay necesidad de estos argumento teóricos. El bloque español de las cumbres de la clase obrera con la burguesía de izquierda no encierra en sí nada de “nacional”, pero no se distingue en manera alguna del “frente popular” en Francia, en Checoeslovaquia, en Brasil o en China. El “partido obrero de unificación marxista” no hace sino suplir servilmente la política que el VII Congreso de la Internacional Comunista ha impuesto a todas sus secciones, haciendo caso omiso de sus “particularidades nacionales”. La verdadera diferencia de la política española radica esta vez únicamente en el hecho que al bloque con la burguesía ha adherido también oficialmente la sección de la Internacional de Londres. Tanto peor para ella. En cuanto a nosotros, preferimos la claridad. En España se encontrarán indudablemente verdaderos revolucionarios que desenmascararán implacablemente la traición de Maurín, Nin, Andrade y consortes, y edificarán los cimientos de una sección española de la Cuarta Internacional.

22 de Enero de 1936

León Trotsky

HOY MISMO

Radio cultura y periodismo

Cuando un periodista serio en la dirección de un diario serio, modesto por añadidura, hasta el extremo de firmar su columna de ingeniosidades con sólo tres iniciales que no son las de su nombre siquiera; cuando un periodista serio, repetimos, implora la ayuda de todos para la estación local radio difusora, no es más que la voz de la inteligencia. Ayudarlo a él, periodista desinteresado que nada tiene que ver con el negocio de la radio, es ayudar a la cultura que ahora se entrega por medio de las ondas. Más que ayudarlo, conseguido nosotros mismos es nuestra obligación, conseguirla por medio de tocatas en guitarra, de teatralizaciones, de versos matinales, de cantante, de pianistas, de niñitos y niñitas precoces, de saxofones a la Hora del Té, del The con tangos, y de conferencias con Princesas, es como entregar  alas masas incultas que se levantan por legiones para criticar y demoler, eso que es lo principesco del ingenio y “que se lleva en el espíritu –que dijera cierto filósofo sur americano- como una moneda en el bolsillo”.
Malo, malo, señores egoístas, jóvenes pianistas que halláis desafinado el piano de la broadcasting, que no enseñáis a ser generosos a vuestros hijos y que dejáis caer en el vacío “todas las bellas iniciativas”. Radio y diario se dan por entero aún a sus enemigos. Devolvamos nosotros siquiera la mitad.
Todo está malo, decididamente, y o que no está malo, está pésimo. Por ejemplo: llevar esa moneda avaramente en el bolsillo y no entregársela al señor empresario de la Radio Difusora para que nos la devuelva hecha símbolo espiritual.

Con y sin

Hay periodistas con doctrina que están empleados en los diarios sin doctrina. Esto no es paradojal, sino que es la necesidad de la vida. (Políticamente esta se llama “orden” y “reconstrucción nacional”). Cuando llegan al diario, se fijan  en un clavo que hay en la entrada del edificio, derecha, y ahí cuelgan la doctrina. Algunos, más avisados, no la botan por “siaca”, por si llega la hora en que habrán de emplearla de nuevo para cascarle con ella a los diarios sin doctrina que una vez se la tuvieron embargada por un pequeño sueldo. Estos diarios son diarios serios que sólo necesitan empleados. Periodistas no, que es un fenómeno humano lleno de complicaciones, que suele encaramarse sobre el ideal doctrinario. Para ellos, es decir, para las gentes serias de los diarios serios, el ideal doctrinario es algo que hay que dejar de lado, en nombre de una cantidad estupenda de abstracciones, tales como: “el bien general”, “el liberalismo democrático”, “el orden social”, “el amor a las libertades”, “defensa del libre pensamiento”, etcétera.

Escala de valores

A trueque de que nos tilden de lesos, declaramos que no entendemos a la política. se nos antoja una señora antigua con muchos pollerines y vestidos, polizones, enaguas y calzones.
Cuando nos dicen que hay una buena política y otra mala, uno o halla qué hacer, a quién achacarle la buena y a quién la mala. Un día son los conservadores los malos, regulares los liberales y buenos los radicales; al otro día son todos buenos: conservadores, liberales y demócratas. En política, quién fija las normas del Bien y del Mal? Quiénes son los Honrados y quiénes no lo son? Se sientan, como en las sagradas escrituras, los buenos a la derecha de Dios Padre Todopoderoso o se sientan a la izquierda? En política, quién hace de Dios Padre Todopoderoso el Presupuesto? El Gobierno? Hoy por hoy la Maldad está repartida entre los partidos en la siguiente escala de valores:
radicales, malitos
democráticos, malones
socialistas, malos
comunistas, pésimos.
Maorí.





([1]) En busca de una justificación para su política, Maurín, Nin, invocan al sistema electoral español, que hace extremadamente difíciles las candidaturas independientes del joven partido (ver la resolución del CC. “La Batalla” Nº 234). Pero este argumento no tiene ningún valor. La técnica electoral no puede justificar la política de traición que constituye el lanzamiento de un programa común con la burguesía.




























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